Una señora mayor, muy mayor, una de esas ancianas con un volumen muy tubular; forrada con lana en forma de abrigos y bufandas, tapada de pies a cabeza. Esta abuela está caminando por la calle, es de día, ha salido a hacer sus cosas normales cuando un enorme camión aparece por la esquina y se precipita contra la acera, directo a la pobre mujer.
Con más agilidad de la que esperamos la vieja se aprieta contra la pared de la calle, se aparta de la trayectoria del camión con un salto felino. Joder, lo consigue; el camión no se la lleva por delante ni la estampa contra la pared, toda la energía del choque sigue su camino, pasa rozando a la pobre señora.
La atropella al ras, impacta contra la vieja con mucha velocidad y un ángulo muy preciso, muy de pulir superficies pero usando un camión fuera de control. La señora está bien eh, que nadie se preocupe; el camión solo le ha arrancado una loncha de abrigo, una fina capa de tela, a la señora no le ha pasado nada, ni siquiera se ha dado cuenta; el abrigo solo tiene una enorme marca como de desgaste, como de uso, como si lo hubieran cepillado muy fuerte para quitar una mancha.
Joder, que sea un choque en cadena; que le pasen rozando a la vieja una fila de vehículos descontrolados, uno tras otro cada vez más rápido y más cerca de la pared; pero sea imperceptible porque cada atropello solo se lleva una peladura hasta que desaparece la señora, hasta que solo queden finas capas de ella volando por la calle.