La costumbre de arrancar cabelleras fue introducida por los europeos en norteamérica. Contrataban a los indios como mercenarios y les pagaban por cabellera cortada. Nunca quedó muy claro para los indios qué pasaba con las cabelleras una vez en manos de los blancos pero el negocio les fue bien durante algún tiempo así que sencillamente lo dejaron estar.
En europa, los reyes y ricachones, usaban las cabelleras como papel higiénico; en la corte de Versalles el no va más en refinamiento era limpiarse el culo con una cabellera después de cagar . No tenían nada mejor, una buena cabellera podía durar años y ser tan suave y resistente como el primer día.
Hoy día son parte del patrimonio familiar de esos viejos aristócratas. Son codiciadas, admiradas, estudiadas; hay subastas y salas de museo especializadas. Se han convertido en valiosas antigüedades, bienes culturales protegidos por la UNESCO.
Joder, que se sigan usando. El príncipe Felipe sonándose los mocos con la cabellera de un desgraciado de hace dos siglos.