Hay un bloque de pisos ardiendo y una señora, una señora mayor que está bajando ya por las escaleras, que está salvándose ya cuando se cruza con los bomberos que vienen a apagar el fuego. Aunque la anciana esté volando escaleras abajo, saltando escalones impulsada por la adrenalina como no lo ha estado años, los bomberos no pueden dejarla bajar, su deber es asegurar la seguridad de la señora porque son unos profesionales y la señora no sabe lo que está haciendo. La adrenalina es veneno, no te puedes fiar de ella igual que no te puedes fiar de la anfetamina o la heroína. La anciana se está poniendo en peligro engañada por la adrenalina, creyéndose invulnerable porque los nervios y el estrés la han abstraído de su propia seguridad.
No, no, tienen que detenerla por su bien, la arrinconan en el descansillo de la escalera y la sujetan entre varios mientras la gritan en la cara, muy cerca de la cara.
-¡Hostia puta cálmate! ¡Que te calmes joder!
Bofetadas de bombero a una señora mayor, a una señora con rulos, bata y pantuflas. No la sueltan, no la dejan salir del edificio en llamas hasta que no están seguros de que está totalmente calmada.
Pedir calma, sosiego; buscar activamente la tranquilidad. Calmar fuerte, con gritos y bofetadas en la cara. Luchar contra el estrés usando sus mismas armas, pedir sosiego con urgencia. Los profesionales de las emergencias usan esta técnica, bomberos y enfermeros de ambulancia, hombres con nervios de acero adiestrados para combatir el fuego con el fuego, para sacar clavos usando otros clavos.