Existe una música oculta dentro del cuerpo, una melodía secreta que no todo el mundo sabe escuchar pero que está ahí acompañándote desde que empezaste a andar.
Se trata del crujido de las rodillas, el áspero roce de la rótula contra el fémur que resuena por dentro de tu cuerpo con cada movimiento.
Siéntelo. Cierra los ojos y flexiona la piernas. Concéntrate, muévelas despacio y aguanta la respiración.
¿Lo oyes? ¿Es como una caja de música verdad? Podría pasar horas disfrutando de ese sonido.
Quizás no te haya impresionado, quizá te haya parecido simple o torpe, no te preocupes; mejorarás con el tiempo. Chopin no aprendió a tocar el piano en un día.
Tienes que perfeccionar tu talento, afinar tu gusto, encontrar tu ritmo, conocer tu cuerpo.
Así es como nace la música, con constancia y trabajo duro. Pero el resultado merece la pena.
Joder, que Obama consiga sacar algo sucio de esto. Que haga un archivo ilegal de la música de rodilla de cada ciudadano de occidente y lo utilice para tenernos controlados. Que un grupo de cerebritos a sueldo del gobierno desarrolle una teoría según la cual determinados timbres y ritmos indiquen que alguien es un criminal en potencia.
Que saquen el sonido de las rodillas de psicópatas de antes de la televisión en color, que lo incluyan en los registros criminales de gente que lleva muerta más de cincuenta años, que reabran el caso Kennedy rastreando el audio de la grabación original.
Drones dirigidos desde el Pentágono volando en busca de la melodía de rodilla de Bin Laden.