Un cartel luminoso que une lo viejo y lo nuevo, lo fluorescente y lo gótico.
Un cartel que nos enseña las señales de un ictus para que podamos llamar rápido a la ambulancia. El problema es que el cartel está en dentro del metro de Madrid.
No hay ambulancias en la red de metro, no pueden bajar (ni subir) por las escaleras, no entran bien por las vías. Muy mal Madrid.
Una alarma contra incendios en un bar protegida por un plástico transparente exigiendo contorsionismos a aquel que quiera activarla.
Está muy bien porque hace que aquel que la manipule tenga un mínimo de coordinación y flexibilidad e incluso se exponga a provocarse un esguince al encenderla. Con esa dificultad y riesgo añadidos consiguen que el usuario se sienta más heroico de lo que podría sentirse si el botón fuese accesible.
Todos estos artefactos fueron diseñados para disminuir el costo operativo por el uso constante
En el metro toda la gente pone caras torcidas y habla raro; las llamadas alertando de ataques ictus (ictus; plurar: ictuses) estaban colapsando el servicio.