Aceite, vinagre y sal, el aliño más elemental que existe; los hay más sofisticados y completos pero todos parten de ese ancestro común. Sin aceite, vinagre y sal es imposible hacer una ensalada, podrías juntar un montón de tomates y lechugas en un bol pero estarías más cerca de tener un jardín que de haber hecho la comida.
Se podría incluso decir que lo que define a la ensalada no son las verduras y frutas 1que la forman sino la presencia de un aliño.
Hay quien le pone miel o mostaza; aliños exóticos para ensaladas especializadas en las que el protagonismo no está en una simple cebolla sacada de los campos de Castilla sino en frutas traídas de lugares lejanos, frutas recogidas en playas pobladas por caníbales sedientos de sangre que no han visto una aceitera en su vida e incluso no entienden el mismo concepto de ensalada.
Llevamos siglos convirtiendo la hojarasca tropical en deliciosas comidas y no es solo gracias a la explotación neocolonialista; sin el aliño no tendríamos nada más que una colección de verdura exótica.
El aliño ha dado la vuelta al mundo, ha cambiado vidas y transformado culturas pero aún le queda mucho tiempo por delante; allá donde haya una forma de vida vegetal llegará el aliño para convertirlo en una ensalada.
Joder, aliño en polvo; utilizar la ciencia para convertir un mejunje basado en líquidos en un polvo muy tamizado para poder enviarlo al espacio y que los astronautas puedan tener una dieta rica en vitaminas.
Polvo con sabor muy intenso a aceite virgen pero que hace toser hasta vomitar y pone en riesgo la carrera espacial.
1El tomate es una fruta y si no lo sabes igual el problema lo tienes tú.
El aliño (o vinagreta, dependiendo del tipo de español que hables) fue creado para vender codiciadas especies y aceites exoticos en una presentación sencilla de trasladar.
El resto de la ensalada es acompañamiento.
La ciencia alquímica del medievo y el renacimiento se dedicaba exclusivamente a intentar descomponer el aliño de ensalada en sus ingredientes originales para no depender de los comerciantes de la ruta de la seda; todo lo de convertir el plomo en oro y buscar la vida eterna era una patraña, eran gente muy lista como para creer en esas chorradas.
Siempre lo sospeche