El futuro nos trae nuevos colores de pelo, colores artificiales conseguidos con tintes imposibles hoy, colores que se transforman, que evolucionan, colores que no son colores, colores que son olores convertidos en colores.
La sinestesia convertida en un producto comercial, tintes de pelo de altísima tecnología, mucha innovación, mucha ciencia; científicos y filósofos unidos para conseguir convertir el olor del mar en un tinte de pelo en una clarísima transgresión de la realidad física.
Es muy bonito pero muy caro, hacen falta máquinas muy potentes, máquinas muy grandes para conseguir doblar el olor en pliegues cada vez más apretados para al final poder exprimirlo para hacer un tinte.
La producción del novedoso tinte depende de una industria especielizada, millones de obreros alrededor del mundo dedicadas a la transfusión del olor. Una industria millonaria que contmina y esclavisa humanos.
Que nazcan niños deformes, niños con la piel de «color» arcoíris, colores muy brillantes separados en franjas por todo el cuerpo.
Muy bonito y muy tóxico a la vez.