Sobre la futilidad de la existencia.

Llorar sinceramente por la muerte natural de una cabra de hace casi cuarenta años, levantar el puño hacia el cielo y maldecir al águila, al cámara y al director; insultar muy fuerte a Felix Rodriguez de la Fuente.

No lloréis, estamos en el 2015, esa cabra ya habría muerto de vieja.

MENOS DRAMA.

Lo ovni.

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Los platillos volantes existen. Los hay. Que tú no hayas visto uno no sigifica que no existan, tampoco has visto nunca un esquimal y no por ello dices que son una fantasía paranoide. De hecho a algunas personas nos parece más plausible la existencia de máquinas voladoras en forma de disco que la presunta presencia de un grupo étnico que vive desde hace siglos en territorios cuya temperatura máxima es de cero grados basando su dieta casi por completo en el consumo de carne de foca.

Ahora bien. Una cosa es que haya máquinas voladoras de origen desconocido y otra que ésta estén tripuladas por alienígenas; parecen cosas que están íntimamente ligadas pero en realidad la única especie que conocemos que ha construido vehículos que se desplazan por el aire es el ser humano. No entiendo en qué puede ser necesaria una biología extraterrestre para diseñar o dirigir una nave voladora. Aquí en la tierra tenemos buenos pilotos ya. Tenemos a Amelia Earhart1, al Barón Rojo2, tenemos a Mohamed Atta3; no necesitamos a ningún sucio inmigrante espacial para tener platillos voladores
Podemos tener a nuestros propios sucios inmigrantes pilotos si queremos.

Los platillos voladores son reales, muy reales y muy caros.
Cuestan muchos (muchos) billones, repito, billones; no son un ferrari al alcance de un CR7 cualquiera que ha ganado un par de cientos de millones con un golpe de suerte. Son máquinas muy sofisticadas y muy caras diseñadas para paliar el tedio de personas que tienen tanto dinero que no tienen en qué gastarlo. El platillo volante representa el culmen de la tecnología aeronáutica con su perfecta redondez; no puede estar al alcance de cualquier mindundi con la tarjeta del Travel Club4.

Vuelan gracias a sistemas de propulsión experimentales que les permiten surcar los cielos del planeta de un lado al otro en cuestión de segundos, son tan espectaculares como inseguras y por ello su existencia es mejor que quede en secreto.
Su popularización indudablemente llevaría a un cielo caótico con cientos de estrellas del pop adolestence competiendo en carreras ilegales para acabar estrellándose en nuestras ciudades, actores de capa caída pilotando borrachos, jugadores de fútbol insultando a controladores aéreos; en resumen, el fin de la civilización tal y como la conocemos.

No querrías ver lo que puede hacerle a tu primogénito un platillo volante fuera de control, debemos mantenerlos en manos responsables.
Solo pueden ser pilotados por superhombres que han demostrado ser capaces de dominarlos, personas muy dotadas; personas que por ejemplo sean dueños de grandes corporaciones internacionales, bancos de prestigio o compañías punteras en tecnología, grandes empresarios que controlan fábricas de ropa en otros continentes; superhombres capitalistas cuya fortuna demuestra una capacidad de adaptación y una responsabilidad que no está al alcance de meros mortales.

Joder, Bill Gates echando carreras con Amancio Ortega y Mark Zuckerberg; Emilio Botín  matándose con su ovni y los medios de desinformación tapándolo con un vulgar infarto.


1Está muerta.
2Éste se murió antes incluso.
3Éste hay quien dice que ni existe.
4Ese club de transformistas.

Estaban Coesta.

-Saque los papeles del coche y la documentación.
-¡Pero si yo no he hecho nada!
-Caballero, estaba usted conduciendo a 100 por hora en una vía limitada a 70; haga el favor de sacar la documentación.
-Vosotros no sabéis quién soy yo.

guardiacivil-Hostia Manuel.
-¿Qué pasa?
-Que hemos detenido al Coesta.
-¿Y ese quién es?
-¿Que quién es? ¿No conoces a Esteban Coesta?
-Pues no
-¿Pero es que tú no has tenido infancia o qué? ¿Tus padres no te querían? ¿Nunca te hicieron un acertijo de pequeño? No me extraña que hayas acabado en la guardia civil.

El famoso Esteban Coesta, el inmemorial protagonista del acertijo más clásico de la lengua castellana, que la guardia civil lo detenga por conducir borracho y el tío intente salvar el culo con un tú no sabes quién  soy yo.
Afortunadamente la jugada le sale bien porque si por algo es conocida la Guardia Civil es por su afición a los acertijos estúpidos.

-¿Una foto no?
-¿Y tu padre cómo está?

Que sea mentira. Que pese a llamarse Esteban Coesta no tenga ninguna relación con Juan Coesta ni se haya sentado nunca en un banco y además tenga un odio visceral a la familia Coesta por hacerle partícipe de una adivinanza para niños.

Ascensión.

Ferran-Adria-portada-The-New-York-TimesPese a haber aparecido en la portada del New York Times desafiando al mundo armado con una gelatina inquietante Ferrán Adriá es un hombre campechano y sencillo en su vida privada.
A Ferrán Adriá no le importa el dinero, las mujeres o los coches. Tiene millones a su nombre pero no es un hombre de negocios, si ha llegado hasta aquí no ha sido por avaricia sino por puro amor a la cocina, un amor sin límites ni tabúes que nos ha traído frutas en forma espumosa y otras maravillas que desafían la cordura humana y la forma en que afrontamos la comida.
Ávido de novedades Ferrán Adriá  y su equipo pasan horas encerrados en El Bulli poniendo su propia vida en riesgo para crear nuevos sabores y texturas; pero no creáis que están locos, también se toman su tiempo libro, su jiji, su jaja y sus días libres para ir a la playa.
El sol, la arena, el oleaje y sobre todo un buen baño es todo lo que necesita Ferrán Adriá para relajarse.

Que se bañe en la playa de Palomeras, escenario del conocido accidente aéreo en el que cayeron cuatro bombas nucleares en el año 66. Que un amigo andaluz le recomiende el sitio y se meta en el agua; que se bañe en Palomares y salga convertido en un superhombre luminiscente de color azul con poderes sobre la materia y el tiempo.

chef-main2Ferrán Adriá dotado de omnisciencia y omnipotencia para afrontar retos culinarios que le eran imposibles como ser humano; Ferrán Adriá liberado de las ataduras de la ley de la oferta y la demanda y el Ministerio de Sanidad.

Con sus nuevos poderes puede por fin alcanzar la comida que siempre quiso, la comida que no es comida; comida que no es parte del universo físico y puede tomar cualquier forma y sabor pero al mismo tiempo son inasibles para los clientes.
Recetas nuevas y vibrantes que ponen en entredicho las teorías de Stephen Hawking, tortilla de patatas reducida a un haz de partículas subatómicas que atraviesan el cuerpo de los clientes de forma inofensiva y además están ricas.

Joder, que los clientes dividan el átomo con cuchillo y tenedor, fisión atómica en el plato.

Peinados.

Cuando Juliette Lewis estrelló su coche en las afueras de Farmington tras una larga noche de crack y cerveza de marca blanca estaba mucho más preocupada de deshacerse de su alijo de drogas duras que de aparentar ser una persona civilizada.
Los primeros fotógrafos que llegaron al accidente buscaban imágenes de la famosa actriz vomitando e insultando a la policía; material morboso para las revistas del corazón hambrientas de carnaza, pero lo que consiguieron sobrepasó con mucho sus expectativas.

barbie-messy-hair3Las fotos del accidente de Juliette Lewis dieron la vuelta al mundo y su nuevo look fue aplaudido por expertos en estética y moda quienes decían que nunca habían visto a la actriz con tan buen aspecto.
De alguna forma el accidente había moldeado su pelo consiguiendo nuevas formas, nuevos colores y reflejos que pese a no haber sido ensayados ni planeados eran muy superiores estéticamente a su peinado original.

Todo esto trajo una revolución en el mundo de la moda, las revisas de tendencias no hablaban de otra cosa; todo el mundo quería experimentar un cambio de imagen imitándola, tanto famosos como gente de la calle se obsesionaron con estos nuevos peinados de accidente.
Looks muy exclusivos y solo posibles de conseguir a través de eventos de violencia incontrolada como un choque automovilístico, una explosión de gas o un naufragio; gente buscando activamente esto.

Peluquerías y centros de estética que ofrecen todo esto subcontratando a conductores especialistas y a técnicos pirotécnicos; profesionales del mundo de la explosión y el impacto a gran velocidad ahora comprometidos con la industria del peinado y el marujeo.
Clientes con pánico a romperse las uñas o cortarse de más la barba pero que se ponen delante de un coche para ser atropellados esperando ser los más guapos de la fiesta.

Joder, que busquen el culmen de este nuevo look, que busquen el auténtico peinado del 11S; que haya espacios en la televisión en los que un grupo de hombres y mujeres chillones expliquen como conseguir tener el auténtico aspecto de una víctima del atentado.

Exequias.

Con la muerte de Suarez la sociedad española no ha perdido nada pero ha ganado una oportunidad única para realizar un gran acto conmemorativo. No todos lo días tienes disponible el cadáver del primer presidente de un país; su cuerpo es material bruto para monumentos y homenajes.

113suaresePropuesta: que en lugar de enterrarlo lo embalsamen como a Lenin, lo decoren un poco y lo cuelguen como una piñata en el techo del congreso.
Suarez convertido en un espantapájaros volante que da vueltas durante los plenos recordando a los diputados que si están ahí es gracias a hombres como él.
Creo que esa es la imagen que mejor representaría a Suarez y la transición española.

Una piñata es un final muy digno, es un monumento perfectamente válido para esta ocasión. Nadie le hace ascos a una piñata, es algo que gusta a todo el mundo; una piñata buena eh, no una piñata de esas compradas en el chino a última hora de la noche porque se te ha olvidado el cumpleaños de tu hijo.
No, no; una piñata de piel piel, de piel de Suarez vistiendo un traje caro y zapatos de cuero.

Cada seis de Diciembre para celebrar el Día de la Constitución lo descolgarían y el presidente del gobierno tendría el honor de abrir la piñata a palazos para hacer caer un montón de caramelos y golosinas que repartir después entre sus compañeros de partido.

Joder, que un día una persona normal llegue a presidente y se vea obligado a protagonizar ese juego lamentable.

Tradición

Tienes un abuelo al que no le gusta el vino, le gusta la cerveza y todos los demás abuelos le mirarían mal cuando piden una ronda de chatos de vino y una caña para Fermín si no fuera porque tu abuelo es una de esas personas que es como si tuvieran una luz dentro y la compartiera con los que le rodean.
Es un solete tu abuelo, es majísimo. Es todo lo contrario al típico viejo amargado, es un hombre abierto, amable, cansado sí; no viaja mucho porque está mayor pero siempre está dispuesto a conocer gente nueva y escuchar. Todos le quieren en el barrio y están más que dispuestos a unirse a su partida de mus en el bar.

La cosa es que un día engatusas a tu abuelo para llevarle a Burgos a una visita guiada que hacen a la antigua fábrica de cerveza en la que se invento la San Miguel. Actualmente parece un corral en ruinas pero en su momento fue la mayor fábrica de cerveza de Castilla. Está en un pueblecito alejado de la mano de dios y no recibe apenas visitantes, al llegar descubrís que sois los únicos.

Al guía no parece importarle, es un hombre gordo y enorme como un oso que parece disfrutar enseñando la fábrica como si este fuera el sueño de su vida. Os lleva de una sala a otra señalando prensas, cubas, barriles, espitas; material industrial decimonónico cubierto de polvo y herrumbre.
La parte más importante de la visita es el ala de la fábrica donde se fabricó la primera San Miguel. Ahí hay maquinaria puesta a punto pare recrear la receta original y daros una muestra fresca como regalo con el final de la visita. Es auténtica cerveza artesana, espesa y amarga muy diferente a las cervezas que bebemos hoy.

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El guía os la trae en la mano, ha hecho un cuenco entre sus manazas y lo ha llenado de cerveza con un grifo que se acciona con el píe. Os ofrece a beber de sus manos cerveza fría y espumosa que ha hecho él mismo. Tu abuelo no sabe cómo decir que no y acaba bebiendo un largo trago de las manos del hombre.
Después de probarla dice que es la mejor cerveza que haya probado nunca.

Joder, que todo esto sea cosa tuya para vengarte de unas bromas raras de abuelo que te hacía cuando eras pequeño y tú ahora veinte años después te vengas de él haciéndole creer que está bebiendo cerveza tradicional de las manos de un guía turístico cuando en realidad está bebiendo cerveza tradicional de las manos de un yonki de mierda.

The Bridgerer

Una mujer a la que le gusta mucho la arquitectura contemporánea en particular la arquitectura deconstructivista y orgánica del siglo XXI, tiene gustos muy vanguardistas. Aprecia obras polémicas como las de Lloyd Wright, Frank Gehry o Santiago Calatrava, en particular le gustan las obras de éste último. Ella no es arquitecta ni mucho menos eh, que sea lesbiana no la convierte en una super mujer, ella trabaja como veterinaria (ser veterinaria parece ser menos impresionante que ser arquitecto, pero los veterinarios salvan vidas, vidas animales).
Aparte de la arquitectura también le gustan las mujeres; mayores, jóvenes, rubias, morenas, pelirrojas (ser mujer no la convierte en un ser superior y también se deja llevar por el habitual fetiche hacia las pelirrojas); le gustan de cualquier tipo mientras sean muy altas de como mínimo dos metros de altura, altas y huesudas como atletas rusas.

Un día tiene que ir a Buenos Aires por motivos personales que no vamos a mencionar porque pertenecen a su vida privada y no es necesario que sepamos para comprender esta historia, un día tiene que ir a Buenos Aires y se pone muy contenta porque nunca ha estado ahí antes. Ella es argentina pero no vive en Buenos Aires, hay más sitios aparte de Buenos Aires en Argentina, es un país grande y ella vive en un pueblo de mierda poblado fundamentalmente por ovejas y llamas. Es un pueblo de mierda pero es real, tiene nombre incluso, se llama Lanita por ejemplo. Hay más cosas en Argentina que Buenos Aires y Lanita, Argentina es un gran país, vive Argentina.

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Lo hicieron en Vitoria pero está en Buenos Aires. Vaya huevos Calatrava, vaya malabares nos haces.

Le hace mucha ilusión ir a Buenos Aires porque así podrá visitar la única obra de Calatrava en Argentina, el Puente de la Mujer, así que lo primero que hace en cuanto acaba con lo que ha ido a hacer (ha ido a abortar ¿vale? Es lesbiana sí pero estaba embarazada y ya no, eso es todo; no la juzguéis y dejemos de complicar más esta historia) es ir a visitar el puerto para ver por primera vez en la vida la obra de su ídolo..

Y le gusta, le gusta mucho; el Puente de la Mujer está inspirado en la figura de una mujer bailando el tango y a nuestra heroína le gusta; aprecia en el perfil metálico del puente la belleza de una mujer, de una mujer atractiva además. Una mujer muy alta y de huesos muy marcados.
Su mente es plenamente consciente de que se encuentra frente a una obra arquitectónica pero más al fondo de su psique, en niveles húmedos y oscuros, en  ese cerebro subterráneo se enciende una chispa que la hace querer tirarse al puente ahora mismo.

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Tirarse muy fuerte a un puente, sexo muy duro con este chisme.

Y lo hace. De alguna forma consigue mantener relaciones sexuales con un puente de acero, un puente de más de cien metros de largo y que gira sobre si mismo para dejar pasar a los barcos, barcos pasando mientras todo esto sucede.
Sexo duro, frío y sucio, tan sucio que muere, muere desgarrada, muerte cortada por la mitad con una pierna en cada lado del puente .

Todo esto es captado por las cámaras de seguridad y gracias a Youtube se convierte en un éxito hasta que llega a ojos del mismísimo Santiago Calatrava (Santiago Calatrava viendo vídeos en Youtube) que al verlo decide muy rápidamente denunciar a la fallecida por abuso sexual de su obra, vejación, agresión al honor o la figura jurídica adecuada para acusar a una persona que se ha follado sin tu consentimiento un edificio que has diseñado.
La noticia aparece en portadas de todo el mundo, Calatrava es famoso y además no es habitual que haya juicios por violaciones a edificios; es un caso que obliga a reescribir libros de leyes, hay incluso excursiones de alumnos de derecho que van al juzgado a ver como sucede en directo. Calatrava es famoso pero además es odiado, tiene muchos enemigos y lo que esperaba que fuera un juicio fácil del que sacar publicidad y dinero acaba saliendo mal.
Le acaban condenando a veinte años de cárcel por violación y homicidio.

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VIOLADOR VIOLADOR VIOLADOR VIOLADOR VIOLADOR VIOLADOR

Es muy dura la vida en la cárcel cuando eres un arquitecto famoso. No solo tienes que evitar meterte en problemas con alguna de las bandas, vigilar tu culo en las duchas y tragar bazofia para desayunar, comer y cenar. Cuando eres un individuo tan odiado como Calatrava también tienes que aprender a defenderte de presos que odian tu obra y están siempre al acecho esperando parte de tu merecido. Y estar acusado de violación no ayuda a que las cosas sean más fáciles.
Pero lo peor para Calatrava es verse rodeado permanentemente de paredes de hormigón, paredes rectas de color gris sin ninguna superficie brillante, lejos de los brillantes tirantes de acero que tanto ama. Puede soportar las palizas, los insultos, las humillaciones y la mala comida pero va a perder la cabeza tratando de encontrar un poco de arte entre tanto hormigón.

Un día un grupo de presos soborna a los guardias para que les dejen una hora a solas en las duchas con Calatrava. Son una pandilla de judíos presos por judíos estafa y malversación que odian muchísimo el puente que hizo el arquitecto en la ciudad de Jerusalén, lo odian tanto que están dispuestos a forzarle mantener relaciones homosexuales con tal de hacerle saber que consideran que con su obra está mancillando la tierra de sus antepasados. Entran riendo a las duchas con ganas de partirle la cara y reventarle el culo. Se oyen un montón de gritos durante un rato y después nada.

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El conocido como Pincho de Calatrava.

Cuando los guardias entran a las duchas encuentran a Calatrava empapado en sangre en píe entre un montón de cadáveres. Tiene en la mano un alambre retorcido, una especie de sacacorchos cromado. Es un arma de defensa que ha hecho usando los muelles del colchón y sus poderes de ingeniero civil, tiene forma espiral, varias puntas aserradas y un mango sólido y ergonómico. Al igual que todas sus obras este pincho carcelario es totalmente contrario a la vida, ha afilado cada punta para que corten en profundidad llevándose por delante carne y hueso. No lo hizo pensando en la funcionalidad, lo hizo por su belleza, es un pincho artístico, obra del psicópata que habita en su interior y solo deja salir para crear.
Es el pincho carcelario definitivo, lo judíos no tenían ninguna oportunidad contra él.

Por supuesto que los guardias le dan una paliza y le meten en una celda de aislamiento, pero el rumor está corriendo; Calatrava es peligroso, es un animal, una bestia rabiosa a la que hay que respetar.
Cuando vuelve de aislamiento ya no es ese arquitecto cuatro ojos al que robaban la comida, se ha ganado el respeto de la cárcel. Mientras avanza por la galería los presos ahora corean su nombre desde sus celdas golpeando los barrotes. Su nombre ya no es Calatrava, no; ahora es The Bridgerer. El hacedor de puentes.

La cata.

Cuando el papa fue a Brasil este verano comió un montón de tarta. No quiero decir que el papa tenga una obsesión rara con comer tarta, no es un obseso devorador de tarta, no tiene manchas de tarta en su camisón papal, no la come antes de dormir y antes de salir de la cama por las mañanas; no es un gourmet ni aprovecha sus viajes por el mundo para probar tartas de todo el globo. En realidad ni siquiera le gusta la tarta, no le gusta lo dulce; lo considera contrario a los principios del cristianismo. Si fuera por él se alimentaría exclusivamente de hojas de palma y vino barato, como cabeza visible de la religión católica lo suyo sería alimentarse solo de cosas cristianas.

Pero a veces por motivos protocolarios tiene que comer tarta, comer tarta en público además. En Brasil como en todas partes cada vez que el papa comía con algún dignatario acababa habiendo una tarta involucrada, tartas de banquete además; tartas que son servidas como colofón a la comida, tartas canto de cisne en las que los anfitriones ponen toda su ilusión. Si sois seguidores del papa seguro que habréis visto ese espectáculo; los portadores de tarta, la bandeja de plata y la banda de música que toca la canción de la tarta para el papa. Tartas para las que se ha compuesto música de acompañamiento, música tocada en directo por las mejores orquestas del país.

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Gran expectación. Vidas en juego.

A quien no habéis visto es al catador del papa, ese no sale ante las cámaras aunque su trabajo sea el más importante. No, él actúa detrás de la cortina, su trabajo acaba justo antes de que empiecen a sonar las trompetas.

Los días que el papa se ve obligado a comer tarta son los más tensos para el catador del papa. El resto del año es pura rutina catando los humildes purés que traen de las cocinas del vaticano, comidas muy planas hechas por mujeres muy devotas y honradas a las que la idea de atentar contra la vida del sumo pontífice ni se les pasa por la cabeza. Mujeres italianas con pañuelos en la cabeza que agradecen a Dios la oportunidad de servir al papa en cada vuelta de cucharón.
Pero los días de tarta no, esos días son pura tensión esperando a que le traigan la tarta, una tarta que podría ser la última. Siempre son tartas lujosas, colosos de repostería con varios pisos y muchísimas capas de ingredientes desconocidos y potencialmente letales. Tartas muy de filigranas, con pequeñas perlas de nata, mosaicos de frutos secos, con versículos de la biblia escritos en chocolate con un trazo finísimo. Joyas culinarias en las que da reparo clavar el cuchillo, especialmente si el primer pedazo va a ir a parar al plato de un humilde catador.
Éste, con mucho miedo y mucha profesionalidad saborea la tarta buscando con su lengua algún veneno entre las capas de bizcocho, saboreando con mucho miedo a morir lejos de casa.

Un solo bocado podría ser fatal

Tranquilos eh, nadie va a morir hoy aquí.

Al catador no le pasa nada después de probar la tarta. Acaba su pedazo, esperan un tiempo prudente y se preparan para servir el resto de la tarta. Antes de servir la tarta tienen que arreglarla, no pueden servirla en la mesa del papa faltándole un pedazo, eso sería totalmente indecoroso, El papa y sus anfitriones no son estúpidos, ellos saben perfectamente que la tarta ha sido probada; pero para los fotógrafos y la prensa la tarta tiene que aparecer incólume, intacta, inmaculada.

Eso lo arreglan unos orfebres que tradicionalmente forman parte del séquito del papa. Después de que el catador se lleve su trozo, en ese minuto entre que la tarta está preparada, el catador la prueba y los camareros la sirven; en ese momento los orfebres ponen en el pastel una prótesis, le parchean ese espacio con una réplica exacta de la porción que ha sido cortada. Un trozo de tarta falso, un pedazo totalmente ajeno a la unidad de la tarta pero que encaja en ella de forma exacta gracias al trabajo de estos profesionales.
Este nuevo trozo no intenta engañar a nadie, se parece al resto de la tarta pero anuncia su presencia con destellos de diamantes y oro. Es una joya exquisita con forma de pedazo de pastel, hecha con oro, plata, piedras preciosas, marfil de elefante, de hipopótamo y ballena, exquisitas láminas de cristal coloreado que separan capas de perlas auténticas que flotan en un mar de ámbar.

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Le traen uno como este cada mañana.

Sirven la tarta con este trozo, con esa absurda fortuna ahí; nadie la toca, nadie la menciona, nadie señala la maravilla que es. Queda ahí como testimonio de la perfección de la creación de dios.
La prótesis, ese relleno incomestible, intragable, inútil; ese trozo de metal es muchísimo más caro que el pastel. Solo con el dinero gastado en perlas se podría pagar una escuela de repostería que podría superar el nivel del pastel original. Con una sola cucharada de ese falso trozo de pastel se podría pagar toda la estancia del papa en Brasil. Subastando el pedazo de pastel en eBay se podría sacar dinero suficiente como para construir un nuevo Brasil, se podría pagar a obreros para que hicieran una plataforma continental en medio del océano Pacífico y construyeran una réplica exacta del país.