Infarto.

Dejó un cadáver de puta madre, un cadáver atlético y con buen color. Nada de arrugas, piel pálida y relleno bajo la chaqueta. Pero sus padres estaban tristes, no importa lo bonito que sea el cadáver que unos padres nunca van a estar contentos en el entierro de su hijo. No se creen aún que haya muerto, era joven todavía, tenía buena salud, no se drogaba, hacía deporte; les parece inexplicable que muriera por un accidente cardíaco mientras dormía.

No fue un infarto, no tenía ninguna enfermedad coronaria ni el colesterol alto ni déficit de glóbulos rojos; lo que le mató fue un accidente cardiovascular. Mientras dormía uno de sus glóbulos rojos empezó a circular fuera de control yendo por la femoral a contramano y provocó una colisión múltiple que acabó con la vida del pobre chaval.
Esto puede pasar, no es común, nunca había pasado antes pero es perfectamente posible. Podría parecer que el torrente sanguíneo es un lugar blando, como un tobogán de parque acuático con paredes elásticas; una especie de pajita de refresco por la que circulan células grumosas e inofensivas como cereales en un bol de desayuno. Pero en su escala todo esos tropezones que hay en la sangre son muy peligrosos, se mueven a grandes velocidades, tienen partes afiladas y son capaces de romper vasos sanguíneos. De hecho es un milagro que estemos vivos.

Accidentes dentro del cuerpo, accidentes en «Erase una vez la vida». Venas dobladas por el impacto, glóbulos ardiendo volcados en la cuneta.

Genio de la falsificación.

Te hacen pasar a la parte de atrás cuando no quedan más clientes en la tienda, así es como se hacen las cosas entre profesionales. Te presentaron al señor Llopis la semana pasada y esta mañana te ha llegado un SMS avisándote que el trabajo está hecho. Te sientas frente al escritorio y pones la segunda mitad del dinero sobre la mesa.

Llopis saca una botella de vino y la pone tumbada sobre la mesa. Dentro de la botella está tu nuevo DNI, con los datos que habíais acordado y la foto que te sacó en la trastienda la semana anterior. Se dice que Llopis es el mejor falsificador de Barcelona y al ver el resultado es imposible negarlo. Todo el carnet ha sido hecho dentro de la botella, Llopis tiene herramientas especiales, específicas para poder usarse a través del cuello de una botella, incluso ha metido el chip en el DNI y ha hecho las marcas  de agua. Es difícil examinarlo a través de la botella, pero parece una falsificación perfecta; en la cara de Llopis no hay sonrisas de orgullo ni satisfacción, tiene la cara seria de un profesional que sabe que ha complido con su trabajo.

Pagas y coges la botella con tu nueva identidad, te la guardas en la chaqueta intentando no parecer un borracho bebiendo vino por la calle y decides que es una estupidez llevar por un lado la botella con el DNI y por otro la cartera con el dinero; así que vacías la cartera y metes con mucho cuidado los billetes y las monedas por el cuello de la botella. Ahora al andar haces un montón de ruido y seguramente tengas problemas para sacar el dinero cuando tengas que pagar algo, pero joder, caminas con el sentimiento de quien tiene unos zapatos nuevos, un poco incómodos pero muy bonitos.

Costra fúnebre.

Cuando la abuela murió la catapultaron, la subieron en una catapulta y la lanzaron muy lejos, como a kilómetro y medio como mínimo. No la lanzaron al mar ni nada eh, la abuela aterrizó en un descampado de las afueras asustando mucho a unos niños gitanos que estaban jugando a tirarse piedras. Pero como niños que eran decidieron cambiar de juego y muy rápido montaron un entierro de teatrillo con uno de ellos haciendo de cura y las niñas haciendo como que lloraban. No cavaron ninguna fosa eh, se limitaron a meter a la abuela en una nevera y taparla con escombros.

No era un rito raro, no era ninguna tradición familiar; solo es que no tenían dinero para el entierro así que decidieron catapultarla lejos para que fuera problema de otro. De hecho apuntaban a un cementerio pero fallaron por muchísimo, habían apuntado a ojo y en realidad no tenían ni idea de cómo funciona una catapulta. No sabían nada sobre parábolas y contrapesos, se limitaron a montar el cuerpo de la abuela y darle al botón (una catapulta que funciona con un botón) a ver si salía bien. Y salió bien.

Que hubiera salido mal. Que la abuela en lugar de caer en una escombrera poblada por gitanos se hubiera estrellado contra la pared de un bloque de edificios; un impacto tan fuerte que quedara totalmente untada contra la pared, muy bien untada, ocupando toda la fachada. fachadaQue fuera aún peor. Que la mancha de abuela en la pared formase un retrato perfecto de ella en vida y fuera además visible desde casa de su familia. Que para toda la ciudad fuera un mural alegre y ellos tuvieran que mantener en secreto la mancha es en realidad el resultado de su intento de deshacerse de su abuela muerta.

Caridad.

Un hombre pide dinero en la calle, tiene un cartel en el que con letra muy apretada explica que él era médico antes de acabar en la calle. Cuenta que fue ginecólogo y obstetra, un especialista, cuenta que tiene libros escritos sobre el tema. Que por la puta crisis y los recortes de sanidad ahora está en la calle. Explica que ha ayudado a traer al mundo a cientos de niños, que ha salvado vidas y que ahora necesita un poco de ayuda para rehacer la suya.

Cuenta también que él estuvo en el parto de Anne Igartiburu, sí; en el parto de la famosa presentadora. En su cartel de cartón explica que es cierto que Anne Igartiburu nació como hombre, bueno, como hermafrodita. Asegura que Anne Igartiburu nació como hermafrodita, con un rabo (polla) y unos testículos vestigiales, testículos muy pequeños, como garbanzos. Continúa explicando con letra cada vez más pequeña que él fue también quien decidió operarla cuando aún era una recién nacida, que fue él quien la convirtió en una mujer de verdad. Bueno, en una mujer de verdad por fuera, por dentro sigue teniendo un poco de hombre todo bien escondido debajo de costuras. 

¿Vaya estafador no? El cabrón está usando una leyenda urbana para meterse en nuestras cabezas, cree que si consigue un vínculo emocional con los transeúntes le echaremos alguna moneda que otra y para destacarse ha optado por usar la cultura popular española. Cree que la historia del hermafroditismo de Anne Igartiburu es un buen gancho, el muy crápula cree que hace falta un buen gancho para conseguir caridad. No le importa mentir, él es perfectamente consciente de que lo que está contando con letra diminuta en su cartel es un embuste enorme, es un cabrón inmoral aprovechándose de la estupidez ajena como si fuera un obispo.

El problema no está en que mienta, el problema está en convertirse en protagonista de un episodio de la cultura española. A nadie le importa si el gitano-rumano que pide sentado en la acera tiene cuatro hijos (uno de ellos discapacitado) o no. Pero si ese gitano-rumano dijera ser descendiente de la puta Nadia Comaneci la cosa ya no tendría tanta gracia. No puedes apropiarte de la historia del mundo y arroparte con ella, no es ético.
Así que que le den por culo. Si quiere que le echemos dinero que se corte una pierna como hacen los mendigos normales.

Pelota y barbacoa.

La multitud aplaude enfervorecida cuando los jugadores salen al campo de juego saludando agitando sus raquetas. Ha venido gente de toda la comarca, el partido es el evento cumbre de las fiestas de San Horacio de Luerga; lo juegan en una plaza que hay detrás de la iglesia donde hay unas gradas y unos postes de los tiempos de Carlos II. Les pasan un par de pelotas y por turnos empiezan a lanzar golpes contra la red. Sí, contra la red. Sí, dos pelotas. Aunque en realidad no son pelotas ni es una red; las pelotas son dos cantos de río y la red es una cuerda de la que cuelgan chorizos, morcillas, jamones, es una red pero también es como el mostrador de una charcutería. El juego va de lanzar muy fuerte las piedras para conseguir descolgar algo para comértelo luego.

Tras unos minutos cae el primer chorizo y los jugadores se retiran para dejar entrar a la siguiente pareja entre los aplausos del público. Junto a una parrilla se van reuniendo los jugadores para compartir sus trofeos en una alegre comilona. Entretanto el público sigue muy atento al juego, se pasan el año esperando para ver a dos hombres lanzar piedras contra embutidos, tienen sus favoritos incluso, hay mucho pique entre los diferentes pueblo; no se dejan distraer por la barbacoa, comer chorizo a la brasa es algo que pueden hacer cualquier día del año.

Joder, que lo que cuelgue de la red sea ganado, ganado vivo; que haya un montón de gallinas colgadas del pescuezo y el juego consista en conseguir decapitarla y hacerla caer lanzando piedras con la raqueta. Gallinas, conejos, lechones, corderos lechales pataleando y hasta una puta ternera entera; una ternera recibiendo pedradas por parte de unos paletos mientras un montón de gañanes aplauden y comen pipas sentados en una grada. Por supuesto que los ecologistas están muy en contra de todo esto pero no pasa nada porque nunca consiguen llegar al pueblo, es un pueblo imaginario y solo puedes llegar si yo quiero así que la fiesta puede continuar sin interferencias animalistas.

Si esto fuera un juego de un pueblo de norteamérica la auténtica competición empezaría en torno a la parrilla; no se daría ninguna importancia al evento deportivo sino que habrían creado un espectáculo basado en comer muy rápido la mayor cantidad posible de embutidos caseros.
Así que aunque pueda parecer muy bárbaro lo de matar animales a pedradas entre aplausos creo que es bastante más digno eso que una competición de engullir comida sobre un escenario.

Bomba nazi

Han puesto una bomba en el hospital, en la planta de pediatría. La han puesto con muchísima maldad, ni siquiera han avisado por teléfono; la ha encontrado una de las limpiadoras al ir a vaciar un contenedor de basura, muy rápido han avisado a la policía y empezado a evacuar el hospital.

Es una bomba nuclear, una jodida bomba nuclear que si explota destruirá la ciudad; pero por alguna razón la han puesto justo donde están los niños enfermos, solo por aumentar el nivel de mal rollo. Los técnicos de la policía van a comenzar a desactivarla cuando encuentran una sorpresa inesperada.

Los cables de la bomba están dispuestos en forma de esvástica. El cabrón que ha puesto la bomba no se contenta con amenazar a unos niños con un arma capaz de borrar del mapa una ciudad sino que además se ha permitido esa pequeña broma. Los policías se miran entre si muy confundidos sin saber cómo desactivarla, no saben cómo abordarla; los cables siguen siendo rojos y blancos, pero al estar configurados en forma de esvástica (en forma nazi) se hace mucho más difícil trabajar con ellos.

Es una cuestión de pudor, de no querer manipularlos, de no querer involucrarse con lo nazi. Años de entrenamiento policial se van al garete, la profesionalidad se viene abajo al encontrarse con lo nazi. La esvástica como miedo atávico de la humanidad.

Adulteración

Un heroinómano de los de toda la vida, de los de los ochenta, de los que no se quitan el cinturón del brazo porque nunca saben cuando va a caer un pico. El tipo está agachado entre dos coches con la jeringuilla preparada cuando un ninja aparece deslizándose entre las sombras.

De entre sus cosas ninjas el ninja saca una cerbatana y unos dardos, dardos venenos para provocar alucinaciones a sus víctimas; prepara la cerbatana y ¡ZUP! lanza un dardo al yonki clavándolo en su jeringuilla. Inyecta drogas alucinógenas en la jeringuilla doblando la apuesta, vaya jugada; vaya virtuoso del sigilo, vaya Mozart de lo ninja.  jeringuillazo¿El yonki? El yonki está bien, ni se ha enterado de que le han envenenado la droga.

Aftermath

(Está conduciendo por una carretera rural, su mujer está sentada como copiloto. Saca el móvil del bolsillo, teclea y se lo pone en la oreja)

-¡Ey Fermín! No hombre, no pasa nada. No, no, no nos hemos dejado nada, solo te llamaba para darte las gracias, que ha estado genial la fiesta. La habitación genial, sí sí, comodísima, mejor que en mi casa (ríe).
No hombre no, qué van a molestar los pájaros, como en el campo no se duerme en ningún sitio. ¡En tu casa se está en la gloria Fermín! (ríe)
Las chuletas riquísimas eh, la próxima cena en mi casa eh. Oye ahora que me acuerdo, que creo que le pasa algo a tu lavadora. Sí sí, que cuando pasé antes por el cuartito a coger una toalla me pareció que hacía un ruido raro, como que goteaba o algo así.
Bueno, Fermín te dejo que me va a coger la guardia civil si no (ríe). Venga Fermín hasta otra.

(La noche anterior)

En Facebook

a fregarUn día, sin ninguna noticia previa Facebook incluye un nuevo botón. El botón «Vete a fregar» acompañado de una mano señalando a la derecha; es un éxito instantáneo y la gente empieza a mandarse a fregar hasta provocar miles de peleas a cuchillo entre amigos de todo el planeta. Algunas de ellas serán grabadas, subidas a Youtube iniciando un ciclo de «Me gusta» y «Vete a fregar» que traerá nuevas peleas.

Organizaciones feministas denuncian el machismo del botón «Vete a fregar» y anuncian movilizaciones para protestar en las sedes de la empresa Facebook. Para sorpresa de todo Internet, Mark Zuckerberg comparte uno de los comunicados feministas solo para mandarlo a fregar segundos después. La red Facebook se divide entre aquellos que mandan a fregar el mensaje de Zuckerberg y aquellos a los que les gusta.

El conflicto traspasa las pantallas y el simpático lema «Vete a fregar» comienza a ser usado por nihilistas violentos y grupos de extrema derecha. En el senado español el grupo PP utiliza sistemáticamente la frase para acallar debates y esquivar preguntas incómodas; masas ciudadanas se lanzan a la calle gritando «No me gusta» al gobierno y a Facebook.

Una batalla campal entre manifestantes y contramanifestantes se desata frente a la sede central de Facebook, el balance de muertos roza el centenar. Se convoca una reunión en la ONU para pedir a Mark Zuckerberg la retirada del botón «Vete a fregar».

Éste emite un comunicado de prensa en el que defiende la neutralidad de la expresión «Vete a fregar», pues considera que es una frase hecha cuyo significado no debería ser considerado sexista si no sencillamente despectivo. Lamenta que en el siglo XXI se siga considerando que fregar es una tarea solo para mujeres.