¿Qué difícil es doblar las sábanas solo no? No tienes por donde cogerlas, las esquinas están muy separadas entre si; intentas doblarlas de pie pero siempre te quedan con arrugas. Nadie tiene los brazos lo suficientemente largos para abarcar tanta tela, por mucho que insistas no vas a llegar y lo más probable es que te provoques una lesión en el hombro de tanto estirarte.
Lo has intentado pero no hay truco posible, no puedes lanzar un latigazo al aire y con un golpe de muñeca doblar la sábana en un cuadrado perfecto. Todos tus años de kung-fu, tu cinturón negro y tus viajes a China no valen para nada cuando se trata de doblar sábanas. La foto de tu diploma de empleado del mes se ríe de ti mientras duermes sobre sábanas arrugadas.
Con el paso de los años diseñas una rutina torpe y complicada, un conjunto de movimientos para conseguir doblar tú solo las sábanas utilizando la puerta del armario, una silla con ruedas y el palo de una fregona vieja. Te ha costado mucho tiempo diseñar el método más eficiente para tener las sábanas bien dobladitas sin la ayuda de nadie. Pero ahí las tienes. Bien jugado.
Esa vida. Estar tan solo como para hacer eso. Muchas horas desperdiciadas en pensar cómo doblar las sábanas en lugar de vivir la vida y encontrar a alguien que las doble contigo.
Patentar el procedimiento y venderlo en libro.
Disfrutar de la vida con tu premio novel, numerosas chicas las cuales que conosiste hace media hora y tu yate.
No tener que doblar tus sabanas de nuevo.
Que tus seguidores se enfaden, que digan que hace años que no tocas una sábana, que deberías echarte a un lado y darle una oportunidad a las nuevas generaciones.
Una ciencia hermética, sólo conocida por algunos elegidos. 😉
Hay monjes shaolin que practican durante años para doblar sábanas con una sola mano, en occidente somos más prácticos y diseñamos aparatos que ponen el doblado al alcance de todos.
Vaya… la realidad supera con creces a la ficción.
Feliz fin de semana 😉