Desayuno.

-He puesto la leche en el armario.

-Pero si la leche va en la despensa.

-Ya, pero luego todas las mañanas te pasa lo mismo, que te sientas, la buscas, te levantas a por ella y vuelves. Solo quería ayudar, no sé por qué te enfadas.

-No estoy enfadado, es que siempre he puesto la leche ahí…

Que al volver del supermercado dedique un buen rato a exprimir cuidadosamente cada cartón dentro del armario sin desperdiciar ni una gota; que utilice un embudo o una bomba hidráulica para llenar un armario con leche a presión hasta conseguir que las puertas se comben y que la cocina entera vibre como si fuese a estallar.
Hectolitros de leche desparramándose por la cocina, un tsunami blanco que amenaza con matarte a ti y a tu gato.
Joder, que meta una vaca en el armario, que empuje una vaca hasta hacerla encajar en un espacio cúbico para que tengas leche fresca cada mañana.

-No sé por qué te enfadas.