Alimañas.

Los Soler, un matrimonio joven lleno de frescura, están casados y se quieren pero también disfrutan de la vida y las comodidades de la vida moderna. Tiene un hijo aún más joven y fresco que ellos mismos pero eso no les impide mantener una vida social adulta y dinámica.

Aunque son gente de hoy, libres de prejuicios y amables por naturaleza; también tienden a la paranoia cuando se trata de dejar al niño al cuidado de otras personas.
Tienen miedo de contratar a una niñera que descuide a su hijo por estar inyectándose heroína en el baño. Saben como funciona el mundo, saben qué clase de gente hay ahí fuera, saben que la heroína ha vuelto. No quieren que una adicta queme la delicada cabeza de su hijo con cigarrillos. De hecho ni siquiera se fían de sus amigos porque saben que habitan monstruos dentro de todos nosotros.
Han visto mucho snuff, mucho gore, mucho Lars von Trier; tienen docenas de dvds sin título ni caratula que han comprado sin factura en sexshops de otra comunidad autónoma.
Ojalá pudiesen mantener la oscuridad lejos de casa pero es imposible.

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Un día compran unas cámaras ocultas con forma de cucaracha que les permitirán saber qué pasa en su casa. No se mueven, no son cucarachas robot ni cibercucarachas ni nada parecido. Joder, eso ni siquiera existe.
Solo son cámaras diminutas con forma de cucaracha, muchas cámaras. Compran un montón, se llenan los bolsillos con ellas y las van dejando por la casa escondidas para cubrir todos los ángulos.

Un par de días después unos amigos les invitan a un restaurante angoleño (son gente muy de hoy) y durante la cena prueban el sistema de vigilancia desde sus teléfonos para ver qué tal se porta la niñera de esa noche.
Y la chica se droga por supuesto. No se pincha heroína, no joder, eso es malísimo; no está tan loca. Solo se mete un tripi, un pizquita de LSD para que la noche pase más rápido después de haber acostado al niño.

El problema es que según le va subiendo el tripi va aumentando su nivel de paranoia al creerse observada. Los Soler y sus amigos dejan de prestar atención a su cena para disfrutar de la pequeña película de terror que se está desarrollando en la casa.
En un momento dado descubre una de las cámaras cucaracha y aterrada por las monstruosas visiones que le induce el LSD corre por la casa buscando un lugar en el que esconderse, carreras histéricas de un lado a otro de la casa viéndose siempre rodeada por las cucarachas espía. Acaba encerrada en el baño llorando con los ojos cerrados aterrada sabiéndose rodeada de esos bichos.
Los Soler continúan disfrutando de la película y de la cena tranquilos sabiendo que su hijo está bien.

Joder, que realmente la chica hubiese maltratado al niño y aún así los Soler hubiesen encontrado algún tipo de placer al verlo a través  de las cámaras. Que apreciasen valor cinematográfico al visualizar abusos sobre sus hijos. Que lo comenten con sus amigos mientras cenan.

Operación dragón.

De niño tuvo un accidente muy grave, un accidente de coche por ejemplo; un coche le pasó muy rápido por al lado y cuando se quiso dar cuenta le faltaba un brazo. O igual fue una enfermedad rara, tipo lepra, tipo osteoporosis; pero la cosa es que desde muy pequeño no tiene el brazo izquierdo.

Cuando es un poco más mayor unos médicos muy buenos le ofrecen un tratamiento muy avanzado, un tratamiento de vanguardia; tendrá dos brazos de nuevo, podrá volver a montar en bici y jugar con sus compañeros en el colegio.

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Joder, que le hagan eso. Que le cosan un nuevo brazo en el codo del brazo derecho, que le hagan esa broma rara. Que además sea otro brazo derecho, que ahora tenga dos brazos derechos, uno saliendo del codo del otro.

Memorias.

Gente muy sensible y con muchos recuerdos de su infancia, gente que recuerda la canción que les ponían en la guardería para dormir. Recuerdos muy precisos de la hora de la siesta en la guardería, el color de la colcha, el nombre de los cuidadores; ostia puta, recordar sueños que tuviste antes de aprender a leer y escribir.

Ser muy pesado hablando durante horas sobre tus amoríos de guardería, los juguetes que teníais, qué os daban de comer, el camino de vuelta a casa y un montón de detalles que solo tú recuerdas. Acordarte de cosas estúpidas continuamente como personajes de series infantiles de animación, la temperatura que hacía en tus primeras navidades o el pelo rizado de una niña de hace 25 años.
Espera, ¿has dicho recordar una temperatura? ¿Identificar una sensación térmica de tu infancia?

-Sí sí, en esta terraza hace tanto frío como en aquella navidades del 86, solo que con un poco más de brisa.

Vete a venderle esa moto a otro.

Ouijaja

Sus padres se han ido el fin de semana fuera y ha invitado a unos amigos para hacer cosas. Son chavales de doce años de los de antes, no van a montar una gang bang y meterse cocaina; van a ver películas, tirarse pedos por teléfono y jugar videojuegos. Como son chicos un poco locos uno de ellos propone hacer un poco de ouija. (¿La ouija se hace? ¿Se practica? ¿Se juega a la ouija?).
Usan una tabla que hay en el balcón y pintan las letras con rotulador, se sientan en torno a la mesa de la cocina y juntan los dedos sobre un vaso sidrero.
-¿Hay alguien ahí?
Y joder, el vaso se mueve, hay coñitas con el “yo no soy”, empiezan a descifrar el mensaje.
-Hola Marcos.
Uno de los chicos se ríe “a ver a ver”.
-¿Quién eres?
-Soy Engracia.
El chico se enfada, “no hagáis bromas con esto”; algunos preguntan, no todos saben que su abuela Engracia murió el mes pasado. Uno de ellos pregunta.
-¿Cómo es el otro lado Engracia?
Su nieto quiere dejar de jugar, los demás le dicen que no se vaya o la conexión se perderá.
-Está bien aquí. ¿Marcos, q tal en el colegio?
Marcos cada vez más enfadado, los demás insisten, le dicen que responda a su abuela.
-Muy bien abuela, he aprobado todo.
-Dile a tu madre q tenga cuidado con el coche y a tu padre q vigile a tu hermana.
Todos ríen menos Marcos; su hermana mayor está muy buena y todos le toman el pelo por ello.
-¿Tiene novio, sabes? Están follando, pero no quiere traerlo a casa por tu padre.
A Marcos se le ha acabado la paciencia,
-Y tú Markos a ver si te echas novia, o es k eres marika
Empiezan a reirse muy fuerte, Marcos se pone colorado y quita el dedo del vaso.
-Y tus amigos también, k sois una panda de marikones. Melenudoo marikon gafosooo puto gordooo.
El vaso entra y sale de la o, el gordo y el melenudo ya han levantado el dedo; Marco salta sobre uno de sus amigos y empiezan a darse puñetazos. Solo queda uno de ellos con el dedo sobre el vaso, está muy pálido y no levanta los ojos del tablero.
-Marikooneeees chupadme la pollaaaaaaa.­