Sincronización.

En las oscuras profundidades de los testículos los espermatozoides nadan alegremente. Bueno quizá no estén alegres dadas las penosas condiciones en las que se encuentran, pero el caso es que nadan.
Los espermatozoides son misteriosos, ninguno comprendemos su motivación porque lo único que sabemos de ellos es que nadan de un lado al otro hasta que huelen un óvulo y se lanzan a por él desbocadamente. El resto de su vida la pasan flotando perezosamente chocando unos contra otros, pasando inadvertidos a incluso para sus portadores.

corrideta

La cuestión es que hay personas cuyo esperma parece tener una especie rudimentaria de inteligencia manifestada en la forma de movimientos sincronizados de un lado a otro del testículo. De ambos testículos.
No hay mucho espacio, apenas cuatro o cinco centímetros de saco testicular abarrotado de metralla gelatinosa pero aún así consiguen suficiente velocidad como para que la inercia consiga que los testículos inicien un movimiento pendular creciente .

Cojones balanceándose en armonía por el movimiento de los espermatozoides. Hombres que caminan por la calle y notan una sensación extraña dentro de los pantalones. Caras de terror desnudo frente al espejo del armario viendo como sus huevos se mueven por si mismos. Pánico absoluto al intentar cogerlos y notar movimiento dentro. Forcejeos muy delicados intentando mantener las pelotas quietas.
Gente que ya se ha acostumbrado, gente que acepta con resignación que su esperma tiene ideas propias.
Gente que quiere sacarle alguna utilidad a eso, extraer beneficio de un bailecillo testicular.

Joder, un dispositivo para cargar el teléfono móvil aprovechando el balanceo de los cojones. Un mecanismo sencillo, una dinamo adaptada a un péndulo o a un pequeña bobina de hilo; todo un prodigio de la inteligencia humana y su voluntad para llegar más lejos sin temer que se acabe la batería del móvil.

Bocabajo

Corría muy rápido con las manos pero no puede participar en los Juegos Olímpicos porque los demás corredores lo consideran injusto. No es por miedo o rivalidad, cuando digo que corría muy rápido con las manos no quiero decir que pudiera ganar una carrera haciendo el pino; solo quiero decir que podía ir muy rápido.

Rápido en la escala de correr haciendo el pino, no rápido en la escala correr por tu vida o correr por fama, dinero y mujeres. Hablamos de una velocidad de unos 6 o 7 kilómetros por hora, es una buena velocidad para caminar, se considera paso rápido; muchas personas no pueden andar tan rápido y esta mujer (sí, es una mujer, es una mujer atleta que corre muy rápido con las manos; cuanto antes superemos el falocentrismo y aceptemos que una mujer puede ser capaz de hacer cosa que tú y yo no podemos hacer, antes podré seguir con esta historia) avanza más rápido con las manos que mucha gente usando sus pies.

Es cierto que esa velocidad difícilmente se puede considerar velocidad de carrera, que es velocidad de paseo, de andar, no de correr; pero como usa las manos podemos considerar que está corriendo,  el mérito de hacerlo de la forma difícil convierte ese número de circo en una hazaña deportiva.

Pero aún así no la dejan competir en las Olimpiadas.

Ensalada con talibán.

Olimpiadas raras. Competiciones muy extremas en las que todo vale; en las que ser el mejor no importa porque siempre puedes ser el más tramposo. Deportes rechazados por la ONU pero jugados en patios de colegio de todo el mundo, atletas marginales con muñones y aliento cazallero.

No hay árbitro, no hay reglamente ni federación; no hay ni siquiera equipos. Solo hay dos subnormales pasándolo bien. No hay ni ganadores ni perdedores, esto no es ajedrez. Esto es Ensalada con Talibán.

En el banquillo.

Llevan un mendigo a cada partido. No lo hacen por caridad, lo hacen por tradición, lo hacen porque cuando se fundó el club en 1919 se creía que los vagabundos traían suerte. Cogían a un mendigo al azar en la ciudad en la que juegan el partido, lo adecentaban un poco y lo ponían en el banquillo. Al final del partido lo vuelven a a dejar en la calle. medigo viejoHoy día lo siguen haciendo, pero ya nadie cree que de suerte; de hecho ni siquiera resulta ético. La presencia de mendigos en banquillos es tan anacrónica como los desfiles del ejército en semana santa, pero igual que éstos resulta pintoresco y atrae a los turistas. El mendigo en el banquillo como figura cómico-folclórica, viejos yonkis en el banquillo gritando con voz cazallera insultos racistas y amenazas al arbitro.

La vuvuzela

14032013157Era el mejor partido que había visto nunca, se estaba quedando sin aliento de tanto soplar su vuvuzela; se emocionó tanto que olvidó la regla de oro de la vuvuzela y tomó aire a través de la vuvuzela, una gran bocanada para seguir soplando. Los 120 decibelios se le atragantaron y le explotó la cabeza.14032013154Pero eso no le iba a impedir seguir animando a su equipo.14032013156