Delicia verbal.

Con el año 2013 han llegado unas franquicias raras, unas franquicias fundamentadas en el yogur, en el yogur helado, en el helado de yogur.
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Con su cartel escrito en minúscula pero con un punto al final del nombre, como si alguien estuviera retando a la RAE, llaollao vende solamente helado de yogur, su interior es blanco NASA como buscando alterar la percepción de los clientes; ponerles en yogur mood, que les entre apetencia de yogur.
Desde su mismo nombre llaollao quiere hacerte pensar en el yogur; llaollao, un nombre blando, que se te cae de la boca, que se derrama cuando lo pronuncias.

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El gemelo de llaollao es smöoy, con diéresis, el ™ y minúsculas otra vez. Y otra vez el blanco NASA en el interior, otra vez la monodieta de yogur frío y otra vez un nombre de plastilina, smöoy. Hay una regla no escrita en los nombres de garito de yogur, no pueden tener nombres tradicionales como «La casa del yogur», ni graciosos como «Fresquitos» y nunca nunca un nombre sonoro como «El imperio del yogul-lado».

Hay que usar esos nombres exóticos, que suenan como pronunciados por un niño pequeño (o subnormal); nombres que puedes pronunciar mientras te comes un helado. Porque es así, son palabras de boca llena de helado; estamos ante el plan de un genio, un plan maestro el poner como nombre de tu tienda el sonido que se produce al comer tu producto. Si hubieran hecho una tienda de galletas (solo de galletas) se llamaría CrunCHa, con la C y la CH en mayúsculas para expresar bien el crujido de las galletas, CrunCHa CrunCHa.

Por supuesto que esto solo funciona con establecimientos especializados, sería imposible encontrar una palabra que evoque los sonidos de la comida italiana por ejemplo. Giussepa Taglia, un nombre sonoro y bonito pero te ahogarías si intentaras pronunciarlo en voz alta, te atragantarías con los espaguetis y morirías. Eso nunca te pasará en llaollao.

Equilibrio.

El agua embotellada es lo mejor que existe. Parece agua normal sí; pero ha sido seleccionada por expertos en agua, sumilleres y nutricionistas que saben lo que hacen. No es agua común, es super agua, agua que parece diseñada por un puto genio; agua destinada a salvar el mundo. Por eso vale dinero, ¿si saliera de entre dos piedras y la pudiera coger cualquiera no sería tan buena no?

Las botellas de agua ya son otro rollo. Esas botellas son el puto diablo, están hechas con sida. Joder, están hechas con mierda; con mierda de vaca, mierda seca que han amasado y han moldeado en un torno. Parece plástico pero es mierda eh, la han pulido mucho y se ha vuelto transparente y flexible como el plástico.no-rellenarPor eso no se pueden volver a llenar. No puedes rellenarlas porque esas botellas son la mierda, te matarías si bebieras agua de ellas. A no ser que fuera super agua; la super agua puede vencer a la mierda. No importa que la botella esté hecha con mierda cancerígena, el agua es tan buena que puede vencer a la mierda. Bueno, no puede vencerla, solo puede contrarestarla. La lucha entre la botella de mierda y la super agua está muy equilibrada, al final es casi como si bebieras agua normal.

La colección de Fernando Cospi.

En este grabado de finales del siglo XVII vemos la sala donde Fernando Cospi guardaba su colección. cospi museo

Podemos ver animales extraños disecados, animales que no existen fuera de la colección del marques de Cospi, también hay caracolas, corales y otras baratijas del mundo natural. El resto de la colección es una mezcla de armas viejas, armas viejas ya en el siglo XVII y montones de antigüedades valiosas guardadas en ese armario masivo.
Una colección única, en ese momento en Europa no habría ni un centenar de colecciones como esa. Aparte de ser valiosa era una excentricidad como el parque de atracciones de Michael Jackson o el tigre de Jesulín de Ubrique. En el siglo XVII no había policía, ni alarmas, ni empresas de seguridad; si querías mantener tus cosas seguras tenías que poner dinero de tu bolsillo y contratar por tu cuenta a unos tipos armados.

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Joder, Fernando Cospi confiaba la seguridad de su colección a un enano con bigote, su único secuaz era un enano con una vara rara en la mano. Cuando hay peligro el enano trepa muy rápido por las estanterías, como tiene las manos y los pies pequeñitos es muy delicado y nunca tira nada. Una vez sobre la repisa empieza a reír como un loco lanzando amenazas a los intrusos mientras decide cual de las armas será mejor para la ocasión.
Un enano mercenario muy técnico, muy exclusivo; tan valioso como cualquier otra pieza de la colección.
Fernando Cospi tramando en su palacio planes para el dominio mundial junto a su enano guardaespaldas, un villano del siglo XVII esperando pacientemente a James Bond.

Moda.

portamapasEs una moda rara que está viniendo. No se nota mucho, es una moda imperceptible; no tiene nada que ver con lo retro, ni con materiales raros ni con enseñar cacho. La moda consiste en vender la ropa en portamapas. En esos tubos raros que valen para documentos.
No sé, yo no hago las modas, no sé de ropa ni colores; pero lo de los portamapas está pegando muy fuerte. Los sábados por la tarde el Corte Inglés se llena de rubias que cargan tubos a la espalda; portamapas muy trabajados, con logotipos en letras doradas. Están muy bien hechos, en materiales plásticos muy resistentes y muchos tamaños diferentes; los más pequeños solo valen para comprar bragas y cosas así, son como pequeños bolsos, con brillantina, como la funda de gafas que llevaría una puta cara a un casino. Los más grandes parecen pequeños lanzacohetes y pueden llevar dentro hasta un abrigo de invierno, se llevan debajo del brazo como si fueran tambores de semana santa.
Joder, puta crisis, han puesto a niños vietnamitas a pintar viejas tuberías de PVC y nos las endosan en las rebajas.